martes, 22 de julio de 2008

Abstracciones y figuración


Retomando uno de los ejemplos de mi compañero quisiera llamar la atención sobre un dato para todos aquellos que, como yo, son incapaces de entender a qué juega Kiss. No habrá solución en estas líneas (quizás algún lector fanático quiera aclararnos de qué van disfrazados) sino que voy a comentar un detalle que no hará más que sumar extrañeza a la extrañeza.

Después de observar sus fotos con moderado detenimiento he llegado a dos conclusiones, la primera no demasiado firme, la segunda sí. Primero diríamos que van disfrazados de pesadilla, no sé si de pesadilla en general o de la pesadilla del estéta o de la pesadilla del buen gusto, pero de pesadilla al fin, pesadilla indefinida, extraña, que se teme porque no se comprende, porque está en el margen, del payaso pesadillesco o del payaso a secas que viene a ser lo mismo. Pesadilla abstracta entonces que nos lleva a la segunda consideración, esto es, que sus máscaras o sus disfraces no pretenden mimetizar ningún elemento de la vida cotidiana sino justo lo contrario, introducir no ya lo improbable ni lo imposible, sino un posible inesperado, introducir lo que queda fuera, el sueño que queda fuera. Ahí entiendo o intento entender esa lengua que baja, que se alarga más de la cuenta debido a que, según me contaron, yo no tengo ni idea, se cortó el frenillo.

Y ahí va la observación: si nos fijamos, los dibujos en sus rostros no simulan nada, son simplemente formas que los recrean en nada. Salvo uno. Uno va de gato. Es un gato. Es un gato con sus bigotes de gato y su hocico de gato y sus ojos de gato y su mirada de gato y los otros parece que no se han dado cuenta que hay uno que va de gato o que es un gato, y a lo mejor si se han dado cuenta y hacen como que no lo ven pero están tristes porque todo el juego del disfraz de nada o de miedo o de payaso se ha ido a la mierda porque hay uno que va de gato. En el caso que sea así, en el caso que los demás lo sepan y que el de la lengua lo sepa y el de gris sombreado lo sepa y el de los labios pintados de rojo que hace morritos, así, sacándolos hacia fuera, porque cree que si se llaman Kiss debe de haber alguien que lo haga y él, con gusto, se presta, en el caso que el de morritos Kiss lo sepa digo, en ese caso, en el caso que lo sepan todos, puedo imaginarme el principio de todo, la primera vez que se pintaron sin saber que esa chorrada les iba a llevar a alguna parte.

Yo me cortaré el frenillo de la lengua y la estiraré mucho, dice el primero, y me pintaré los ojos en forma murciélago, todo muy negro, muy oscuro, y me haré un pico negro en la frente, como si fuera el conde Drácula, añade pensando que Vlad Tepes, el empalador, tenía un pico en la frente cuando seguramente tan solo tenía entradas. Pues yo me pintaré los labios grises, dice el segundo que no es muy imaginativo y que está tratando de no copiarse o de copiarse con elegancia y disimulo, y además me pintaré los ojos en forma de cuervo, pero no muy negro, sólo sombreado. Yo me pintaré los labios de rojo y me haré una forma en el ojo derecho, ya veré el qué, aún no lo he decidido, dice el tercero. Y el cuarto, alegando que él es mucho más visual, dice que prefiere pintarse y a ver que sale, porque total, si tiene que salir algo abstracto, algo pesadillesco, más vale improvisar directamente sobre el lienzo, que no es un lienzo sino que es su rostro pero que él llama lienzo para hacer una broma o para parecer culto o para dárselas de ingenioso. Ya veréis, concluye.

Puedo imaginármelos, los cuatro, pintándose juntos, llamándose la atención mutuamente, diciendo mola, o está guay, o cualquier cosa rápida porque en realidad lo que quieren es que les miren a ellos, lo que ellos se están pintando, su disfraz. Y al rato acaban. Los imagino mirándose, felicitándose hasta que llega el turno de felicitar al cuarto, el que iba a improvisar la abstracción, y deciden ser sinceros con su amigo y se lo dicen, que es un gato, que se ha pintado de gato, que se ha disfrazado de gato y que ese no era el trato sino que se debían de pintar de algo indefinido. El cuarto, claro, al principio se resiste y afirma que no es un gato, que no va de gato, que en todo caso da la casualidad que los gatos se parecen a su disfraz pero que en ningún caso él se ha copiado de un gato. Luego se echa un rápido vistazo al espejo y el gato dice que el de los labios rojos se ha pintado una estrella, que eso no es abstracto, y que el segundo se ha copiado del primero, y que ha dicho alas de cuervo en los ojos para disimular y no decir alas de murciélago, pero que está claro que eso son alas de murciélago mal dibujadas. Entonces los demás se miran entre ellos y le dicen que tiene razón, que se parece a un gato pero que sin duda no es un disfraz de gato y que además, en el caso que lo fuera, no pasaría nada, porque los gatos también pueden ser muy pesadillescos.

Esto se está yendo de madre.

4 comentarios:

Chepatan dijo...

jajajaja. En breve subo algo. Más serio. No se me ocurre nada ingenioso.

Fomitx dijo...

Hablando de Kiss, clicken

H/story dijo...

Yo quiero esa camiseta.

Kamikatze dijo...

Per això els de Korn van decidir no complicar-se més la vida: "yo voy de arlequin malo, tu de caballo y yo de conejo." Fan una por que te cagas, s'estalvien una pasta en maquillatge i eludeixen suspicàcies sobre la seva sexualitat.