En primavera de 2002 Raúl Jiménez explicaba medio riendo, en el vestuario de una piscina municipal a las afueras Sant Fruitós de Bages, que él también había conocido a aquel chico apodado el Furia. Había sido varios años atrás, aún en el instituto. Raúl contaba que solía verlo en problemas a la hora del recreo o a la salida, pero que nunca en clase pues ese Furia era menor e iba a otro curso. Uno de esos días, vaya uno a saber por qué, Raúl había decidido interrumpir la paliza o la madriza o la Patum, tal como les gustaba decir, no sin un deje de festividad, a los que se la propinaban, sus compañeros de clase. Raúl entró en el corro, dio un par de empujones y aprovechando su tamaño pero sobretodo su mayoría de edad ordenó que se disolviera, que dejaran de patear al pobre chaval que seguramente ya había entendido lo que tuviera que entender. Cuando el Furia notó que arreciaba la lluvia de patadas se levantó de un salto con un gesto rápido y nervioso, y soltó un “i a tú que et passa fill de puta!” o un "vols osties fill de puta?", aunque probablemente gritara simple y llanamente "fill de puta!". Se lo decía a Raúl que por otro lado ya se había girado y se iba hacia su casa. En el vestuario del gimnasio Raúl Jiménez tan sólo añadía, para acabar la historia, que autorizó a que le siguieran pegando si querían, que por él no se cortaran, cosa que los demás chicos hicieron, y eso se notaba, con mucho placer pues les parecía que el chaval se lo había merecido.
De hecho, esa siempre fue la coartada para sus compañeros de clase. El tal Furia, chico bastante hiperactivo, hacía cosas extrañas. No era inusual, por ejemplo, que lanzara improperios y obscenidades (sobretodo improperios). Éstos normalmente eran dirigidos, es decir, no imprecisos ni lanzados al aire, sino personalizados para aquellos que luego se verían con el deber de celebrarle una Patum. Siempre con ayuda, claro.
El tal Furia era un marginado.
De hecho, esa siempre fue la coartada para sus compañeros de clase. El tal Furia, chico bastante hiperactivo, hacía cosas extrañas. No era inusual, por ejemplo, que lanzara improperios y obscenidades (sobretodo improperios). Éstos normalmente eran dirigidos, es decir, no imprecisos ni lanzados al aire, sino personalizados para aquellos que luego se verían con el deber de celebrarle una Patum. Siempre con ayuda, claro.
El tal Furia era un marginado.
En marzo de 2008 Furia tuvo una hija, pero ya nadie le llamaba Furia.
El 12 de abril de 1974, unos veinte años antes de aquella paliza y unos treinta antes de que Raúl Jimenez la contara en el vestuario de un gimnasio, el reportero Bernardo de la Maza, ex conductor del noticiario de Televisión Nacional de Chile, realizaba una entrevista a Agustín Gerardo Arenas Cardoza, chico de 14 años que se dejaba llamar, con placer no confesado, el Super Taldo, superhéroe de las historietas que él mismo dibujaba y que a su vez tomaba el nombre de un amigo y vecino, Hugo Montaldo. De la Maza aparece en el reportaje tranquilo y serio. Arenas Cardoza aparece en el reportaje inteligente y cabal par su edad. No obstante, Arenas Cardoza no puede reprimir lanzar insultos, palabras soeces y realizar sonidos guturales con espasmos musculares (sobretodo sonidos y espasmos). De la Maza no consiguió que el video se emitiera por la Televisión Nacional de Chile debido al lenguaje inapropiado que utilizaba el chico. Cerca de veinticinco años más tarde el video fue descubierto gracias a una filtración de los archivos de la televisión y subido a Internet donde se hizo rápidamente popular.
Este es el video.
En 2004 un programa de la televisión de la Pontificia Universidad Católica de Valparaiso (UCV Televisión) dio con el paradero de Agustín Gerardo Arenas Cardoza o el Super Taldo, que ya recuperado tenía familia, una hija y un trabajo en una empresa de empaquetado.
Doscientos años antes, en 1825, el médico Jean Marc Gaspard Itard describía, para probar el buen funcionamiento de su método para reconducir el comportamiento, el caso de la Marquise de Dampierre. Según Gaspard Itard la tal Marquise de Dampierre era conocida en los círculos de la alta sociedad francesa por emitir sonidos guturales y gritar insultos e obscenidades (sobretodo obscenidades) a sus amigos de la élite.
Nunca se le permitió a Jean Marc Gaspard Itard tratar a la marquesa. Sin embargo en 1985, sesenta años después, el neurólogo Gilles de la Tourette con la ayuda de su profesor Jean-Martin Charcot utilizaron el caso de la Marquise como base para su “maladie des tics”. Lo curioso del caso es que de la Tourette no llegó nunca a tratar a la marquesa. Contrariamente a lo que se creyó durante un tiempo tampoco lo hizo su profesor, si bien de la Tourette afirmó que Charcot la había visto en una ocasión. En efecto, Jean-Martin Charcot la reconoció un día mientras esta subía una escalera blasfemando. A decir verdad todo el trabajo de Gilles de la Tourette se basó en las notas que tomó Gaspard Itard años antes, salvo por ciertas actualizaciones gracias a los obituarios de la Marquise de Dampierre.
La citada “maladie des tics” fue bautizada por Jean-Martin Charcot como El sindrome de Tourette, en honor a su alumno y colega. Se trata de un trastorno neurológico que cursa tics motores (espasmos musculares) y tics verbales, sobretodo ecolália y en menor medida coprolália. La ecolália consiste en la repetición involuntaria de una palabra o frase pronunciada por otro o por uno mismo, así como el curso de sonidos vocales involuntarios, gritos o sonidos guturales por ejemplo. La coprolália (del griego copro que significa excremento y de lalia que significa hablar o charlar, es decir, del griego balbucear mierda) se refiere a la tendencia patológica a proferir obscenidades, aunque se puede considerar también cualquier palabra o frase inapropiada.
No todas las personas que sufren Síndrome de Tourette padecen otros trastornos además de los tics. Es no obstante común que estos vayan acompañados de problemas adicionales como trastornos obsesivos-compulsivos, déficit de atención, dificultades para el aprendizaje, de lectura, de escritura, aritméticos y perceptúales, así como diversos trastornos del sueño.
La dificultad se encuentra en el diagnóstico, que no puede realizarse a través de pruebas de laboratorio. En realidad, en la mayoría de los casos, los síntomas se aducen por error a algún trastorno psicológico. Lo mismo sucede con familiares, amigos y entorno en general agravando así el aislamiento de quienes sufren el trastorno. No es de extrañar que la enfermedad añada además problemas laborales y sociales.
A pesar de lo dicho hasta aquí no debe entenderse este blog como un espacio de medicina. El texto no hablaba de medicina, como tampoco de historia. De lo que se trata es de decir lo que nos venga en gana. No para ser políticamente incorrectos, transgresivos, o críticos con la sociedad o con el poder. No. No va de valiente denuncia la cosa, del coraje del escritor anónimo que se quiere temible en su casa tecleando con calma, con una cerveza y unas patatitas. Lo que nos venga en gana es decir negro y que te digan blanco con total impunidad. Y sobretodo decir blanco y luego decir negro, afirmar con tranquilidad una cosa y su contrario. La intención es crear un cuadro, un marco donde no se tenga apenas respeto por las ideas de los otros, aunque tampoco por las propias, que es a la vez tener el máximo respeto por las ideas o por lo que éstas son. Porque las ideas están ahí para ser debatidas, rebatidas, matizadas, puestas en duda sistemáticamente. Respetemos a las personas entonces pero argumentemos a favor o en contra de las ideas.
El proyecto es crear un espacio de debate donde tengan cabida intereses diversos y que estos dialoguen entre ellos. Así se hablará aquí de cine, televisión, teatro, artes plásticas, literatura, música, o simplemente no se hablará en absoluto y se colgará una fotografía o un video, que para algo esto es un blog en la red y no una revista impresa.
Y quizás, lo primero que deberíamos hacer mis tres compañeros y yo, es acercar el cursor a la palabra blog, clicar el botón derecho y apretar sobre “agregar al diccionario”. Luego hacer lo mismo con la palabra clicar.
El 12 de abril de 1974, unos veinte años antes de aquella paliza y unos treinta antes de que Raúl Jimenez la contara en el vestuario de un gimnasio, el reportero Bernardo de la Maza, ex conductor del noticiario de Televisión Nacional de Chile, realizaba una entrevista a Agustín Gerardo Arenas Cardoza, chico de 14 años que se dejaba llamar, con placer no confesado, el Super Taldo, superhéroe de las historietas que él mismo dibujaba y que a su vez tomaba el nombre de un amigo y vecino, Hugo Montaldo. De la Maza aparece en el reportaje tranquilo y serio. Arenas Cardoza aparece en el reportaje inteligente y cabal par su edad. No obstante, Arenas Cardoza no puede reprimir lanzar insultos, palabras soeces y realizar sonidos guturales con espasmos musculares (sobretodo sonidos y espasmos). De la Maza no consiguió que el video se emitiera por la Televisión Nacional de Chile debido al lenguaje inapropiado que utilizaba el chico. Cerca de veinticinco años más tarde el video fue descubierto gracias a una filtración de los archivos de la televisión y subido a Internet donde se hizo rápidamente popular.
Este es el video.
En 2004 un programa de la televisión de la Pontificia Universidad Católica de Valparaiso (UCV Televisión) dio con el paradero de Agustín Gerardo Arenas Cardoza o el Super Taldo, que ya recuperado tenía familia, una hija y un trabajo en una empresa de empaquetado.
Doscientos años antes, en 1825, el médico Jean Marc Gaspard Itard describía, para probar el buen funcionamiento de su método para reconducir el comportamiento, el caso de la Marquise de Dampierre. Según Gaspard Itard la tal Marquise de Dampierre era conocida en los círculos de la alta sociedad francesa por emitir sonidos guturales y gritar insultos e obscenidades (sobretodo obscenidades) a sus amigos de la élite.
Nunca se le permitió a Jean Marc Gaspard Itard tratar a la marquesa. Sin embargo en 1985, sesenta años después, el neurólogo Gilles de la Tourette con la ayuda de su profesor Jean-Martin Charcot utilizaron el caso de la Marquise como base para su “maladie des tics”. Lo curioso del caso es que de la Tourette no llegó nunca a tratar a la marquesa. Contrariamente a lo que se creyó durante un tiempo tampoco lo hizo su profesor, si bien de la Tourette afirmó que Charcot la había visto en una ocasión. En efecto, Jean-Martin Charcot la reconoció un día mientras esta subía una escalera blasfemando. A decir verdad todo el trabajo de Gilles de la Tourette se basó en las notas que tomó Gaspard Itard años antes, salvo por ciertas actualizaciones gracias a los obituarios de la Marquise de Dampierre.
La citada “maladie des tics” fue bautizada por Jean-Martin Charcot como El sindrome de Tourette, en honor a su alumno y colega. Se trata de un trastorno neurológico que cursa tics motores (espasmos musculares) y tics verbales, sobretodo ecolália y en menor medida coprolália. La ecolália consiste en la repetición involuntaria de una palabra o frase pronunciada por otro o por uno mismo, así como el curso de sonidos vocales involuntarios, gritos o sonidos guturales por ejemplo. La coprolália (del griego copro que significa excremento y de lalia que significa hablar o charlar, es decir, del griego balbucear mierda) se refiere a la tendencia patológica a proferir obscenidades, aunque se puede considerar también cualquier palabra o frase inapropiada.
No todas las personas que sufren Síndrome de Tourette padecen otros trastornos además de los tics. Es no obstante común que estos vayan acompañados de problemas adicionales como trastornos obsesivos-compulsivos, déficit de atención, dificultades para el aprendizaje, de lectura, de escritura, aritméticos y perceptúales, así como diversos trastornos del sueño.
La dificultad se encuentra en el diagnóstico, que no puede realizarse a través de pruebas de laboratorio. En realidad, en la mayoría de los casos, los síntomas se aducen por error a algún trastorno psicológico. Lo mismo sucede con familiares, amigos y entorno en general agravando así el aislamiento de quienes sufren el trastorno. No es de extrañar que la enfermedad añada además problemas laborales y sociales.
A pesar de lo dicho hasta aquí no debe entenderse este blog como un espacio de medicina. El texto no hablaba de medicina, como tampoco de historia. De lo que se trata es de decir lo que nos venga en gana. No para ser políticamente incorrectos, transgresivos, o críticos con la sociedad o con el poder. No. No va de valiente denuncia la cosa, del coraje del escritor anónimo que se quiere temible en su casa tecleando con calma, con una cerveza y unas patatitas. Lo que nos venga en gana es decir negro y que te digan blanco con total impunidad. Y sobretodo decir blanco y luego decir negro, afirmar con tranquilidad una cosa y su contrario. La intención es crear un cuadro, un marco donde no se tenga apenas respeto por las ideas de los otros, aunque tampoco por las propias, que es a la vez tener el máximo respeto por las ideas o por lo que éstas son. Porque las ideas están ahí para ser debatidas, rebatidas, matizadas, puestas en duda sistemáticamente. Respetemos a las personas entonces pero argumentemos a favor o en contra de las ideas.
El proyecto es crear un espacio de debate donde tengan cabida intereses diversos y que estos dialoguen entre ellos. Así se hablará aquí de cine, televisión, teatro, artes plásticas, literatura, música, o simplemente no se hablará en absoluto y se colgará una fotografía o un video, que para algo esto es un blog en la red y no una revista impresa.
Y quizás, lo primero que deberíamos hacer mis tres compañeros y yo, es acercar el cursor a la palabra blog, clicar el botón derecho y apretar sobre “agregar al diccionario”. Luego hacer lo mismo con la palabra clicar.
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